LA PUERTA SE ABRE... J.LEYVA
La puerta se abre durante breves instantes
cada día La oportunidad de cruzarla se
ofrece libremente a todos los que pasan por
delante Nadie conoce lo que al otro
lado existe La mayoría conoce lo que
a este lado hay Nadie, sin embargo,
acaba de decidirse Alguno (tal vez por
error) traspasa el umbral, y se pierde quizá
para siempre Algún otro (tal vez bien
orientado) da un paso al frente y desaparece
tras la puerta Como mucho, un par de
personas (una equivocada, otra segura) aban-
dona diariamente su anónimo lugar en el
mundo para hundirse en el perpetuo anoni-
mato del otro lugar Los que se desva-
necen mediante esta táctica son muy pronto
reemplazados, su ausencia apenas es advertida
a este lado de la puerta Nada se sabe
acerca de lo que hacen en el otro lugar, don-
de su presencia es necesariamente advertida
De La Calle de los Arboles Dormidos (Taller Ediciones JB, Madrid 1974)
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